jueves, 2 de diciembre de 2010

Carta Abierta a Adrián Suar


Querido Adrián Suar:

Se me acaba de ocurrir una idea buenísima para una serie de televisión onda “Gasoleros” o “Campeones” o como fuese que se llamara esa donde Mariano Martínez era un ciego. Esas cosas que tanto te gustan y que hacés con Pol-Ka, “unitarios” creo que les dicen, aunque eso a mí esa palabra me remonta a una época muy rosista y creo que estarás de acuerdo conmigo en que el pasado ya fue y lo nuevo es el Facebook y el Twitter y eso, la red social y el qué sé yo y Google y los rayos láser. Bueno, mi idea tiene un componente que es onda así, re social y dos punto cero. Pero lo importante es lo importante, es lo esencial: se trata de una serie sobre la familia. Ah, pero vos me dirás “yo sé todo sobre la familia” porque al fin y al cabo si hay algo que aparezca en tus series es eso: la familia. Básicamente, es lo único sobre lo que hacés series. Son programas sobre familias, que después lo mira la familia. Lógico. El problema es que tus familias son anticuadas y mi idea tiene factores que capaz no llegaste a tener en consideración todavía. En primer lugar, porque sos más viejo que yo. En segundo lugar, porque sos judío. Y en tercer lugar, porque sos amigo de Grupo Clarín que le debe mucha plata al gobierno (creo) y entonces capaz que vos no podés aprovechar ideas buenas que se les ocurren a los del gobierno, porque estás peleado, ¿viste? Y yo sé que cuando estás peleado con alguien todo lo que te diga te parece una mierda. Bueno, yo no soy kirchnerista ni gubernamental, me considero más bien un alma libre, individualista, egoísta, desinteresado del resto de los seres humanos, un megalómano según mi psiquiatra, pero ese no es el punto. El punto es que desde mi neutralidad voy a tomar un tema puesto en boga por el gobierno y transformarlo en la mejor serie de los últimos tiempos hecha para familias actuales, involucradas en la trama de la red social 2.0. Estoy hablando de la homosexualidad. Sí, en estos tiempos dónde la cámara de Senadores aprobó el proyecto de matrimonio igualitario para las personas adultas con todo tipo de sexualidad entre personas adultas menos poligámica, eh, me pierdo en mis palabras, pero ya retomo, en estos tiempos, a la tele le hace falta que tratemos el tema seriamente. Porque yo veo tu Canal 12, o 13 según tu difusor de cable local. No sé cuál tenés vos. ¿Multicanal? ¿Sigue existiendo? Bue, la cuestión es que vos no ves el tema de la homosexualidad tratado seriamente o desde una perspectiva familiar. Lo que ves es “Bailando por un Sueño” donde hay personajes de sexualidad ambigua. Pero son personajes degradados per sé a un nivel moral y humano y entonces se utiliza ese juego de no saber con quién quiere tener relaciones como para hundirlos más en la oscuridad tempestuosa de sus almas. Y para colmo, no se sabe si es ficción o qué carajos. Y después, la homosexualidad tratada efectivamente como ficción, no la veo por ningún lado. Me acuerdo de “Los Roldán” que Goity tenía una relación con Florencia de la V y me acuerdo una película de Sofía Gala que tenía más de un par de genitales o algo así. Pero no es serio esto. O sea, ¿Florencia de la V? ¿La hija de Moria Casán? No, Adrián, la televisión necesita que tomes las riendas del asunto y que transformes esta burla en una apreciación realista de este estilo de vida moderna y tan válido como cualquier otro. Te estoy proponiendo que juntos hagamos el “Gasoleros” gay. Ahora, bien, me dirás “no veo el factor dos punto cero” de la cuestión. Es cierto que si algo hay que concederle al programa de Marcelo Tinelli es que es una perfecta red social: se extiende conectando todos los programas y opiniones en la televisión pública. Pronto llegaré a la dos punto cerez del asunto. Pero antes déjame explicitar los detalles del guión de esta nueva serie, que por ahora llamaré “Family Gay” como nombre beta porque el juego de palabras me resulta hilarante. Basicamente la idea es que sea la historia, aventuras y desventuras, de una familia tipo argentina (madre ama de casa víctima del patriarcado, padre adicto al fútbol con problemas laborales, hijo mayor hippie, hija mayor chirusa y nena de doce años con problemas de esfínter que logrará sobrepasar en algún momento en que se pierda en las montañas de Bariloche y no haya baños disponibles y se enfrente a unos lobos). Bueno, es una familia tipo, porque las familias gays son así. La clave es que los tres hijos resultan ser gays. Sí, los tres. Pero lo descubren por separado, y al mismo tiempo. Es algo normal, estas cosas pasan. Si el Papa ahora admite que el uso del preservativo puede ser aceptado, ¡entonces es que los tiempos están cambiando, Adrián! Soplan vientos nuevos en tu nuca y si no te das vueltas y enfrentas los cha-cha-changes como decía Bowie, uh-oh, you rockn’rollers: ¡estás frito! Así que básicamente, tenemos a los tres chicos de la familia que descubren de a poco que son homosexuales y los padres que descubren de a poco que sus hijos resultan ser homosexuales al mismo tiempo. Pero todavía no llegamos al eje, el dilema, el tronco, el punto cardinal, el crujiente núcleo argumental: los padres también son gay. Y no lo sabían. Es así: cuando los hijos ya fueron aceptados, padre y madre comienzan a entender que también ellos son gays pero se ponen de acuerdo para ocultarlo porque si lo confiesan la gente del barrio, los malvados vecinos (entre los que debe contarse Luis Brandoni) los culparán a ellos de la sexualidad de sus hijos y llamarán a servicios sociales, como llamaban siempre en esa serie de Fox, “Los practicantes”. La serie es entonces las series de malentendidos y esforzadas maquinaciones de los padres tratando de ocultar la verdad a sus hijos y conocidos. Y claro, después los pibes tienen todas las aventuras que pueden tener los pibes de su edad, así también captamos al público infantojuvenil que gustaba de las delicias de “Frecuencia 0.4” y “Verano del ‘98”. Obvio que Mariano Martínez tiene que ser el hijo mayor y la nena gay tiene que ser gorda, pero la hermana mayor re flaca pero que al final se ayuden mutuamente a darse soporte mutológico, o psicosinético. Básicamente el Grand Finale de la temporada es que se descubre que todos en el barrio y la zona son gays por filtraciones radiactivas que alteran el comportamiento sexual y cuando el presidente está a punto de ordenar la evacuación y exterminio de toda la provincia de Buenos Aires, se descubre que el efecto es mundial y que toda la Humanidad ahora es gay y debe convivir con ello. Es un final que te abre la cabeza al medio. Ahí entra también el componente de red social, porque habla sobre como los humanos estamos interconectados y ahora dependemos los unos de los otros. También habla del amor y de la capacidad de los hombres para salir adelante y evolucionar. Así como el cromañón deja atrás la era del hielo, el nuevo humano homosexual deja atrás la era del consumismo masivo heterosexual. A mí, simplemente, me fascina la idea, y las potencialidades en el mercado nacional argentino son exuberantes. Por si fuera poco, yo creo que es un formato adaptable a una película. Estoy pensando en Shyamalan. Podemos vender los derechos, Adrián. Así que pensalo, no te cuesta nada. Es el paso atrevido y desafiante que tu productora viene necesitando. Ya hiciste cosas locas en el pasado, me acuerdo de “En el nombre de Dios” donde salvabas al mundo de Judas. Ahora podés salvarnos de nosotros mismos en las intrinsiquedades de la mente humana. Porque, ¿qué es un humano? ¿Qué es el amor? Está en cada uno descubrirlo, pero está en tus manos, Adrián, ayudarlos a que lo descubran. Bueno, eso sólo. Contáctame cualquier cosa. Mi teléfono es 4206-1080. No tengo cel. Un beso.

Con amor.

Nacho.

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