¿Cómo un juego tan sencillo terminó transformándose en la más corrupta de las comunidades online, en una mala versión de la ciudad de Curst, en un San Andreas postapocalíptico, en un conglomerado de depredación tan fervorosa que haría sonrojar al más puritano de los hidraliscos zerg?
Quizás no haya una respuesta exacta, pero lo más seguro es que un colectivo de administradores desinteresados por el bienestar del juego, un creciente número de glitchs y una economía caótica no ayudaron a hacer de este el mundo de aventuras que alguna vez se esperó que fuera.
Para empezar la economía de EO se basa, como en casi todos los MMORPG, en oro ("Gold Pieces", "GP"). El oro se genera en el mundo a través de los despojos de monstruos matados por los jugadores. Sin embargo, su tasa de aparición, al igual que la de items ("drops"), es bajísima. Por resultado, un jugador puede estar matando criaturas durante una hora sin ver siquiera un GP como recompensa. Esto lleva a la frustración, la frustración lleva a la bronca y la bronca hace a la gente irracional. Muchos jugadores se vuelcan a la utilización de programas que modifican los archivos del juego ("hackers") o que les otorgan más velocidad a la hora de matar criaturas ("speeders") para obtener más oro y lograr hacerse ricos. También están los que se aprovechan de los ingenuos y a través de mentiras logran hacerse con el dinero del prójimo ("scammers"). Los novatos normalmente suelen ser más honestos o torpes y se dedican derecho viejo a la mendicidad ("begging noob", "beggar"). Otras personas, dándose por vencidas, se mantienen conectadas pero en lugar de dedicarse a jugar se concentran en divertirse fastidiando a los demás (los clásicos "trolls").
En definitiva, EO es un juego que deberías jugar solo si querés saber como no debe ser un MMORPG, si sos sadomasoquista o si tu computadora es una Pentium I con la tarjeta de gráficos quemada. Un verdadero desperdicio de MS Paint.
Si pese a todo lo dicho, aún desean probarlo, pueden descargarlo desde su sitio oficial.
PUNTUACIÓN:
Gráficos: Deficientes.
Jugabilidad: Incómoda.
Diversión: Escasa o nula.
Comunidad: Execrable.
Final: Un billón de puntos negativos.
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