lunes, 23 de marzo de 2009

Demon's Crest o la reivindicación de una vida laburante

¿Yo? ¿Malo?


¿Alguna vez jugaste uno de esos tantos juegos dónde tu objetivo, como caballero bonachón, era salvar a una princesa/nación/poblada/familia en apuros? Si, seguramente.

¿Alguna vez puteaste a los monstruos que intentaban cagarte la vida mientras avanzabas ? Si, por supuesto. En especial a esos que tenian patrones de movimientos erráticos, como los cocainómanos.

¿Alguna vez se te ocurrió pensar que, en una de esas, los bichos demoníacos que asesinabas sin remordimiento tenían una vida por delante? No, por supuesto que no. Esas alimañas estaban ahí simplemente para joderte a vos, aventurero de brillante armadura, protector del bien, ¿no?

No. Nunca se te pasó por la cabeza pensar que esos fantasmas, savandijas, goblins, minotauros y agiluchos asesinos eran gente de familia, que salía a laburar para poder llevar un paquete de pañales y un plato de comida a la mesa al final del día.

Demon's Crest es una profunda reflexión acerca de este asunto, disfrazada de un juego sobre montón de "crestas" esparcidas a lo largo de un Reino de Bichos Feos que le dan poder supercalifragilísticoespialidoso a quien quiera que las junte todas.

Haciendo un poco de historia

Firebrand (el protagonista de esta locura) apareció por primera vez en Ghosts n' Goblins, un clásico de Capcom. Su razón de ser era básicamente ser apaleado por Arthur, el héroe gagá de la historia. La verdad es que Firebrand no se desempañaba muy bien en su papel de punching bag de Arthur, cagándolo a trompadas la mayor parte del tiempo. Teniendo esto en cuenta, los dueños de Capcom decidieron darle un juego propio: Gargoyle's Quest, un acción-RPG que resultó ser realmente interesante.


Precario, pero entretenido

La trama era bastante linear, pero fuera de lo común para la época: Firebrand era el encargado de liberar el Mundo de los Engendros, que fue conquistado por los Destructores (una agrupación de paladines y justicieros desocupados).

La verdad que hay que reconocer que los tipos tenían huevos. Invadir el "Mundo de los Engendros"... Yo hubiese invadido el Mundo de las Golosinas o el Reino de los Ositos de Peluche, si hubiese podido elegir. Pero bue, allá ellos. La cosa es que una vez que liberabas el Mundo de los Engendros, el Rey te decía que te podías quedar con la Tierra, siempre y cuando la conquistaras (Ah, bueno, mató la onda). El juego no fue un completo éxito comercial, pero se hizo con un grupete de seguidores fieles. Un tiempo después salió Gargoyle's Quest II, que giraba en torno a Firebrand tratando de conquistar, bueno, la Tierra. Éste último fue un poco más merda que su predecesor, por lo que hubo un parate en la saga.

Con la salida de la Super Nintendo, Firebrand volvió a la carga, pero con un juego que no tenía nada que ver con los Gargoyle's Quest I y II: el título elegido fue Demons's Crest.


"Demon's Crest", o un problema de ezquizofrenia controlada.

Al parecer, hay unas "crestas" locas desperdigadas por el Mundo de los Engendros que le dan un poder inconmensurable a quien las junte todas (como la Trifuerza de Zelda o las Esferas del Dragón de Dragon Ball, en algún punto). Así que Firebrand, capomafia indiscutible de practicamente TODO lo que existe, decide ir a buscarlas (porque nunca se tiene demasiado poder). Las consigue (porque es un maestro) pero lo cagan a palos en el proceso, así que queda medio grogui. En ese momento, Phalanx, otra gárgola capomafia, decide afanarle las crestas a Firebrand y encerrarlo en un coliseo para que un dragón zombie lo mate. Por supuesto que Firebrand se recupera bastante fácil y escapa del coliseo, entierro del dragón mediante (sinceramente, si no podés matar a esta cosa, abandona los video juegos y dedicate a la porcelana en frío o algo así), y decide ir en busca de lo que le robaron.


Posta, si no podés matar ESTO, cortate los pulgares, porque no sirven para nada.

El juego es una mezcla de Mega Man y Castlevania, lo que lo hace bastante interesante. Básicamente se trata de ir matando jefes que te escupen cosas cuando los destruís (la joda es que la mayoría de los jefes NO te tiran crestas... De hecho, la mayoria de estas piedritas, que le conceden a Firebrand la capacidad de mutar en OTRAS gárgolas -con diferentes habilidades- las tenés que buscar en recovecos ocultos).

Una vez asesinados todos los jefes y sub-jefes, y obtenidas todas las crestas, Firebrand se enfrenta a Phalanx en una última batalla por la cresta final (la Heaven Crest), y si lo matás, ganás. Si no, no.


La "Ultimate Gargoyle" el alter ego más banana de Firebrand


Conclusión

¿Es Demon's Crest el mejor juego de la SNES? No.

¿Es el mejor RPG de la consola? No.

¿Es el mejor juego de acción de la máquina? No.

¿Es el mejor juego de Acción-RPG de la Super Nintendo? 

Si, definitivamente. Demon's Crest es una mezcla perfecta entre acción, acertijos, compra y venta de objetos, recolección de boludeces y exploración de sucuchos asquerosos. Eso, combinado con la música clásica-darkie, los gráficos góticos y la capacidad de jugar con 7 personajes distintos (Firebrand original + las 5 gárgolas resultantes de las crestas + la Super Gárgola Hijaputa que conseguís al combinarlas todas) lo hacen una experiencia genial.


Una escena repetida, Firebrand dando vueltas por ahí


Puntuación:

Jugabilidad: 8 - Controles sencillos pero eficacez

Gráficos: 7 - El potencial de la SNES está muy bien aprovechado con escenarios, enemigos y personajes atrapantes

Sonido: 8 - Ayuda a crear un ambiente tétrico y a la vez inyecta adrenalina

Atmósfera: 9 - Excelente, quizás lo mejor del juego. Mantiene un mismo hilo gótico durante todo el título

TOTAL: 8 - Uno de los mejores juegos de la SNES sin lugar a dudas

lunes, 16 de marzo de 2009

Endless Online, ¿MMORPG o un exponente de la decadencia humana?

Endless Online, es un MMORPG (Massive Multiplayer Online Rol Player Game) soportado por Layered Techs y creado por un "joven" programador holandés conocido bajo el seudónimo de Vult-R. El juego tiene gráficos 2-D en una perspectiva (más bien) isométrica y muy bajos requerimientos, funcionando en PCs con Windows 98, en 256 colores y con una conexión a internet telefónica intermitente. EO pretende estar ambientado en un mundo de fantasía medieval, pero sus bizarros usuarios y un staff totalmente desvinculado lo han llevado a convertirse en una suerte de simulador virtual de El País de las Ultimas Cosas.



¿Cómo un juego tan sencillo terminó transformándose en la más corrupta de las comunidades online, en una mala versión de la ciudad de Curst, en un San Andreas postapocalíptico, en un conglomerado de depredación tan fervorosa que haría sonrojar al más puritano de los hidraliscos zerg?

Quizás no haya una respuesta exacta, pero lo más seguro es que un colectivo de administradores desinteresados por el bienestar del juego, un creciente número de glitchs y una economía caótica no ayudaron a hacer de este el mundo de aventuras que alguna vez se esperó que fuera.


Para empezar la economía de EO se basa, como en casi todos los MMORPG, en oro ("Gold Pieces", "GP"). El oro se genera en el mundo a través de los despojos de monstruos matados por los jugadores. Sin embargo, su tasa de aparición, al igual que la de items ("drops"), es bajísima. Por resultado, un jugador puede estar matando criaturas durante una hora sin ver siquiera un GP como recompensa. Esto lleva a la frustración, la frustración lleva a la bronca y la bronca hace a la gente irracional. Muchos jugadores se vuelcan a la utilización de programas que modifican los archivos del juego ("hackers") o que les otorgan más velocidad a la hora de matar criaturas ("speeders") para obtener más oro y lograr hacerse ricos. También están los que se aprovechan de los ingenuos y a través de mentiras logran hacerse con el dinero del prójimo ("scammers"). Los novatos normalmente suelen ser más honestos o torpes y se dedican derecho viejo a la mendicidad ("begging noob", "beggar"). Otras personas, dándose por vencidas, se mantienen conectadas pero en lugar de dedicarse a jugar se concentran en divertirse fastidiando a los demás (los clásicos "trolls").

En definitiva, EO es un juego que deberías jugar solo si querés saber como no debe ser un MMORPG, si sos sadomasoquista o si tu computadora es una Pentium I con la tarjeta de gráficos quemada. Un verdadero desperdicio de MS Paint.

Si pese a todo lo dicho, aún desean probarlo, pueden descargarlo desde su sitio oficial.

PUNTUACIÓN:

Gráficos: Deficientes.
Jugabilidad: Incómoda.
Diversión: Escasa o nula.
Comunidad: Execrable.


Final: Un billón de puntos negativos.

lunes, 2 de marzo de 2009

De qué va esto


Nivel 0 a la Izquierda es una inventiva de algunas mentes retorcidas que dedican gran parte de su tiempo a los videojuegos desde que tienen uso de razón (o memoria mejor dicho. Si, digamos memoria). Este es un espacio dedicado exclusivamente a los videojuegos. Principalmente a reviews, o sea, articulos de opinion sobre diferentes títulos que hemos jugado a lo largo de nuestras pixeladas vidas. Nosotros somos Nivel 0 a la Izquierda, y nos gusta.