viernes, 24 de julio de 2009
lunes, 20 de julio de 2009
Jugando para perder
En los videojuegos, se juega a morir o matar. Usualmente preferimos la segunda modalidad. Sin embargo, hay ciertos momentos en la vida de todo enfermo donde los principios se invierten. Y jugamos a morir. Estimados lectores, les presento la rebeldía videojueguil.
Irónico. Admitámoslo, los videojuegos son parte del sistema, fomentan el sedentarismo y como los fabrican los yanquis y los japoneses que son capitalistas nos impiden a nosotros los comunistas dominar y mejorar el mundo. PERO APARTE, los videojuegos son sistemas en sí mismos. Oh sí.
Tienen reglas bien definidas. Reglas que si no seguís no podés ganar. Y si no ganás, el juego se ríe en tu cara.
“Si ganás, a veces también.”
Pero lo que el maldito compilado de programación y píxeles no sabe es que quién ríe último ríe mejor. Y que quizás él piensa estar riéndose de nosotros cuando en realidad… se está riendo CON nosotros.
No, no lo digo para hacer sentir mejor a todos los perdedores.
Los juegos, por más alta puntuación que les dé Gamespot, siempre producirán ansiedad y frustración según si los sabés jugar demasiado bien o si sos un zapato. Ninguna de las dos es una sensación buena y al acumularse pueden llegar a niveles que alteran el comportamiento. Allí es cuando nace la rebeldía.
La rebeldía es ese sentimiento raro que te lleva a dar vuelta en medio de la carrera y a tratar de chocar los otros coches de frente, hacer saltar al príncipe de Persia sobre los pinches mortales (¡ayyy, que dolor!) o a obligar a tu elfo guerrero nivel
¿Vamos perdiendo la carrera en Motocross Madness y no tenemos turbos? Apuntamos a la tribuna: rebotamos contra las pixeladas gradas alrededor de la pista, nos caemos de la moto e igual llegamos antepenúltimos. ¿Ya tenemos
Y sucede que a veces la muerte -además de liberación, de un alivio temporal para el jugador- da lugar a algo elaborado, una secuencia que les costó trabajo a sus diseñadores: un personaje desintegrándose o empalado a
“YOU BLEW IT! AAHAHA! You are dead! Dead! Dead! ♪”
http://www.youtube.com/watch?v=P6iT-lMgfAI
¡Y a mucha honra, malnacido!
Cuando el suicidio se debe a frustración puede ir seguido de un ataque de ira que nos lleve a desinstalar el juego, el puto Vista, formatear el C:/ y tirar la computadora por el balcón, causando muchos muertos y heridos… en la vida real.
Cuando se debe a ansiedad recargamos el juego -que tuvimos la precaución de guardar previamente- y lo hacemos en modo berserker, hasta ganarlo y sufrir un colapso, o en modo experimental, buscando nuevas formas de autodestrucción.
A veces, la rebeldía no nace durante el trascurso de la partida sino desde su inicio a causas quizás del fastidio o el odio por el producto en cuestión. Es el caso, por ejemplo, de las pobres imitaciones de juego que aparecen en los banners.
¿Quién no le ha disparado a las viejas, pateado todos los penales a la cara del arquero o dicho que la nebulosa foto de Messi era de Wanda Nara totalmente a conciencia?
Uno de mis profesores me dijo una vez: “Hay gente que… yo no por supuesto, no me mirés a mí. Hay gente que dice… esteee… que el concepto de vida, en los videojuegos… puede trastornar a la juventud. Desvincular de la realidad.”
¿Saben qué? Voy a probar mi nuevo revólver Colt en unas cuantas viejas. Hasta la próxima, queridos lectores. Y sigan respawneando.
Desintegrar: Fritatas Joe
(Escrito por FRITATAS JOE, subido por Metz)